UN OCTUBRE ENTRE AMICUS. SEGUNDA PARTE. THE VAULT OF HORROR.

“The vault of horror” (“La bóveda de los horrores”) tiene una estructura semejante a “Doctor Terror…”: un grupo de hombres se encuentra de forma casual (en este caso la excusa argumental resulta algo menos verosímil, de hecho es totalmente absurda) y para entretenerse deciden narrar una serie de obsesiones, sueños y visiones que han tenido en el pasado. También están presentes los temas habituales del género como el vudú, el vampirismo, la magia y algunos otros que recuerdan a relatos de Edgar Allan Poe.

La diferencia es que han pasado ocho años desde 1965 y en aquella época ocho años eran muchos años, al menos en el aspecto formal, de esta manera la agradable estética de mediados de los sesenta se ha transformado en la pesadilla kirscht británica de principios de los setenta (lo que yo llamo el look “naranja mecánica”). Además también el lenguaje del género ha cambiado durante este lapso, la insinuación y la violencia fuera de campo dan paso a la alegre y colorista efusión de sangre y a la depravación más desprejuiciada. Por añadidura cada uno de los episodios de “The vault of horror” está basado en historias del cómic homónimo, historias qué, como es propio del estilo de los cómics de horror, resultan breves, directas, brutales y carentes de cualquier pretensión de lógica o coherencia.

Posiblemente el mayor error de la película consista en colocar sus dos historias más potentes al principio y dejar las menos interesantes para el final con lo cual es inevitable que a la conclusión quede un mal sabor de boca. En concreto el primer segmento, titulado “Midnight Mess”, es de esos que da la sensación de que no sólo debería durar más, sino de que podría dar para una película entera e incluso para una serie de televisión al introducir una novedosa (dicho sea esto con todas las reservas del mundo) visión del mundo del vampirismo que prefigura algunas de las ficciones del subgénero tan en boga en nuestros días, este cuento concluye además con una escena sobrecogedora que sin duda debería haber pasado a los anales del cine de colmillos como uno de sus iconos más perdurables.

La segunda historia, que lleva el nombre de “The neat job”, es un claro ejemplo tanto del cine “explotaition” tan de moda en aquella época como del estilo macabro y “grandguiñolesco” del cómic de terror en el que está inspirado, en concreto el plano con el que termina esta historia podría ser considero incluso hoy como de excesivo mal gusto.

 

El resto de las historias (“This Trick’ll Kill You”, “Bargain in Death” y “Drawn and Quartered”), como se ha adelantado, no están a la altura y en concreto una (la primera de las tres mencionadas anteriormente y protagonizada por cierto por Curd Jürgens, uno de los escasos rostros conocidos de este filme) es directamente ridícula.

 

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