Estimados lectores y lectoras que tienen a bien leerme, hoy voy a hablarles de una cosa triste, una exposición que recientemente se puede aún ver en el Museo de la Historia de Madrid, en plena calle de Fuencarral.
Este magnífico edificio, que fue primero un hospicio en el siglo XVII, sirve como museo de historia de Madrid ya desde principios del siglo XX. Fue cerrado varias veces y durante largos periodos de tiempo, exhibiendo su colección permanente y, también, alojando exposiciones temporales, de forma intermitente hasta que, a principios de la presente centuria, fue cerrado para reabrirse de forma espléndida hace unos años. La puerta de entrada es un fabuloso ejemplo de arte barroco civil, según se dice, único en España. Esta puerta fue objeto de vandalismo de los transeúntes nocturnos y sufrió muchos daños pero, gracias a Dios (o a quien sea), su recuperación actual, poniendo una fuerte valla entre el edificio y los gamberros, ha hecho que se preserve de forma adecuado el Museo. Pero bueno, yo no quería solamente hablarles de esto…
La exposición que acoge ahora el Museo de la Historia de Madrid se llama “Madrid, ciudad educadora”, y cuenta el periplo que tuvieron que sufrir muchas maestras y maestros desde finales del siglo XIX hasta después de la Guerra Civil, así como la creación de las llamadas “escuelas graduadas” que, aunque nacieron en 1898, tuvieron su gran impulso y esplendor durante la II República.
Con testimonios directos de cuatro profesoras y un profesor, de diferente signo político, la exposición cuenta los aires de modernidad que tuvo la escuela pública española, sustituyendo las insalubres y antiguas escuelas unitarias en casas de vecindad por modernos edificios, con novedades como la creación de patios escolares; bancos y mesas movibles, donde los niños y niñas podían verse las caras; gimnasios; bibliotecas; la figura del director o directora y la creación de las salas de profesores. Asimismo, se impulsaron los comedores infantiles, donde se preconizaba la buena alimentación por encima de todo. Así, la II República buscaba, con la creación de la Escuela Graduada, acabar con el altísimo índice de analfabetismo que había en España a principios del siglo XX, el índice más alto de Europa por aquel entonces.
Por desgracia, la Guerra Civil, y la posterior dictadura de Franco, acabaron con todo esto. Muchas maestras y maestros fueron perseguidos por sus ideas “demasiado liberales”, varios de ellos acabaron fusilados y algún que otro maestro, adherido al régimen, denunció a compañeros a cambio de ascensión social y un puesto en la Administración Pública.
Muy bien documentada, y esparcida en cinco salas, “Madrid, ciudad educadora” cuenta con muy buenos y completos paneles explicativos, mucha documentación y objetos de clase como libros, mapas, , libretas, carpetas, utensilios de clase, mobiliario escolar… Muchas de estas cosas recuerdo yo de mis tiempos de escolar en los años cuarenta, en la escuela de Conde de Diego de León. Cuando yo fui escolar ya habían pasado esos tiempos de cambio, pero aún se contaban y se oían cosas sobre aquellas escuelas libertarias.

Aspecto de una de las salas de la exposición. Foto: alternativaparapapas.com.
Mi padre no fue a la escuela, pero algún familiar sí y me contaba sobre un tipo de escuela sobre todo funcional y plural, donde la figura de una mujer enseñando y, aún, como ocurrió, dirigiendo un centro, era todavía una cosa nueva, donde los niños y niñas interaccionaban y donde había tiempo para el juego y el recreo, además de enseñar materias novedosas.
No ahorra los momentos tristes esta expo, como los testimonios de maestros y maestras exiliados y, también imágenes duras duras, como la de los muchos niños y niños que murieron en la escuelas, y es que la guerra no respetó ni los colegios. Algunos de los escritos e imágenes son de una veracidad y realismo difícilmente soportables, por lo qu rogamos vayan preparados para lo que van a ver.
Y es un auténtico privilegio y un grandísimo milagro, en estos tiempos de cambio que estamos viviendo con este alcalde y esta presidenta que tenemos para nuestra desgracia, que no la hayan quitado ya esta exposición. Digo las cosas como lo siento, que yo soy viejo y no tengo miedo a nada.
Vayan , vayan a la exposición “Madrid, ciudad educadora”, que se ha prorrogado hasta el 6 de octubre del presenta año 2019. La entrada es libre.
Las fotos las he encargado al estudio de Francisco Ontañon, excepto donde se indique.