Kase O dentro de El Círculo

Kase O grabó sus primeras maquetas con 13 años, publicó tres discos y un directo con Violadores del Verso e incluso formó una banda de Jazz. En 2016 rompió su silencio con un disco en solitario llamado El Círculo que le ha permitido girar por siete países diferentes y colgar el cartel de sold out en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, el Palau Sant Jordi de Barcelona o el Palacio de los Deportes de Madrid. Sólo el primer mes se vendieron 20.000 copias de un disco que estuvo cerca de no ver la luz. “Fue un momento duro en el que estuve a punto de tirar la toalla. No lo hice por amor al rap y porque pensaba que aún tenía cosas que decir, pero estaba lleno de miedos, con muchas cosas empezadas y pocas terminadas. Por una cuestión de amor propio me puse una fecha, de esa manera no me fallaría a mí ni tampoco al resto del equipo que trabaja conmigo. Fue un acto de responsabilidad, porque la soledad es muy mala creativamente y no iba a poder conmigo”.

El Círculo no es sólo una recopilación de canciones. Es un viaje alrededor de la vida y experiencias de Javier Ibarra, una introspección en la que la persona gana el pulso al personaje. “En algunas canciones tuve que hacer un ejercicio de regresión y encontrarme con mi yo adolescente. Incluso llegué a llorar en el estudio recordando algunos momentos duros. Me sirvió para perder el miedo a compartir vergüenzas. De algún modo me ha ayudado a mí y creo que también puede ayudar a mucha gente joven que está pasando por lo mismo que pasé”.

Tres años después de emprender ese viaje que empezó en una apacible casa de campo en Colombia para liberarse de presión y que erminó en el Palacio de los Deportes de Madrid, la hoja de ruta queda inmortalizada en Dentro de el círculo. Un documental de dos horas y media repasando todo ese proceso vivido por el músico zaragozano. “El documental era una manera de cerrar el círculo desde dentro. No quería que esa experiencia, con todo lo que había vivido en los últimos dos años, se acabara con la gira. Tenía que compartirlo y, después de verlo, creo que he mostrado mucho. No soy exhibicionista, no me gustan demasiado las redes sociales, porque si tengo que mostrar algo de mí ya lo hago con las canciones. Pero el documental sirva para ver todo lo que hay detrás y que el público conozca a toda la gente que me ha ayudado durante esta etapa que, ahora sí, ya puedo dar por cerrada”.

Su lanzamiento vino acompañado de un estreno en el Palacio de la Prensa. En el céntrico cine madrileño se vivía ambiente de conciertos y, durante su proyección, los seguidores de Kase O descubrieron a gran parte de los compañeros de Javier Ibarra en este largo viaje, musical y sentimental. “En el documental aparecen mis amigos colombianos, mi inseparable R de Rumba comprando vinilos en México, muestro a mi pareja hablando de sentimientos muy personales y también quedan reflejadas las largas noches sin dormir en el estudio de grabación junto al productor Gonzalo Lasheras. Fueron muchos meses trabajando juntos, conviviendo a diario, y se plasma lo importante que es la empatía, la paciencia, la tolerancia y el respeto cuando te dedicas a la música”.

Este nuevo trabajo cuenta además con una recopilación de temas nuevas, remezclas y colaboraciones. Algunas tan sorprendentes y alejadas del rap como Najwa, Rozalén, Soziedad Alkóholika o Andrés Calamaro. “Cuando elijo colaboraciones lo hago siempre en función de cada canción. Me da igual lo que piense luego la gente, lo importante es que se adapten a las melodías y que los compañeros de viaje entiendan de lo que estoy hablando en cada letra. Depende de las necesidades de la canción, si hace falta una voz madura pues nadie mejor que Andrés Calamaro. Si hace falta músculo, pues Soziedad Alkóholika. Además tengo mucha amistad con ellos, sobre todo con Jimmy, que pueden parecer muy punkis pero son muy profesionales en todo lo que hacen. La primera versión de Esto no para ya tenía guitarras, pero pedía algo más. Cuando me mandaron el tema terminado me pareció un pepino, no toqué ni una nota. Si vuelvo a hacer algo pronto, tengo claro que no lo haré solo”.

Completando esta amplia obra nos encontramos un concierto completo grabado entre Zaragoza y Madrid, pero ningún videoclip. Formato que nunca terminó de convencer al inquieto músico aragonés. “He preferido hacer un documental y un directo antes que un videoclip. A lo largo de mi carrera he hecho muy pocos porque creo que la unión de música y letra es suficiente para crear imágenes potentes en la mente del que escuchar sin tener que dárselo todo mascado. A veces incluso corres el riesgo de ser demasiado evidente diciéndole al público lo que debe pensar de esa canción, sin que sea él quien haga su libre interpretación”.

Sin ser un disco fácil El Círculo se ha mantenido 67 semanas ininterrumpidas en las listas de ventas. Algo impensable para ese adolescente de barrio de la Jota que, décadas después, ha sabido conectar con las nuevas generaciones en territorio a veces hostil. “Estos dos años de gira me han hecho tomar conciencia de la responsabilidad que tienes cada vez que coges un micrófono y subes a un escenario. En este mundo tan frío y repleto de apariencias es necesario hablar de arrepentimiento y de espiritualidad, que no es lo mismo que religión. No hay nada más sanador que terminar una canción en la que te has desnudado. A veces creo que algunas letras han quedado demasiado profundas y que nadie las va a entender, pero luego resulta que son las favoritas de mucha gente. Esa respuesta equilibra el nihilismo de la música urbana. Otras veces pasa justo lo contrario. Por ejemplo, cuando saqué Bacalao pensé que esa canción arrasaría, que iba a ser un pelotazo, y no entró ni en el top 50 de Afyve. Son 10 minutos de decepción, de cabreo, pero luego se me pasa. Lo que me molesta más es que haya música mediocre que esté arriba en esas listas, ocupando un puesto que por calidad y esfuerzo le correspondería a gente como Tote King, Los chikos del maíz o Sfdk. Yo no me puedo quejar porque El Círculo ha ido muy bien pese a tener un mensaje profundo y huir de los fuegos artificiales”.

Javier Ibarra por Marcos Cebrián.

Entre esas dosis de espiritualidad y aceptación también hay mensajes críticos, atizando a lacras que lamentablemente han rebrotado desde que Kase O rellenó hojas y hojas de cuadernos en blanco para encontrar las palabras exactas que pudieran atizar al racismo y pedir respeto para las mujeres. “El rap tiene muchas ramificaciones y cada una ha ido expandiéndose a su tiempo y a su modo. No tengo nada en contra de lo que denominan música urbana, pero creo que con tanta publicidad está tapando otros sonidos más hardcore que tienen menos marketing alrededor. Y, a pesar de ello, siguen llenando salas. Son estilos que tienen que combinar, incluso retroalimentarse. Cuanto más comercial sea una movida, más dura será su respuesta”.

Lejos de España será recordada su emotiva actuación en Monterrey, donde un apagón obligó a parar el concierto durante más de una hora y el público mexicano, lejos de violentarse, no paró de cantar hasta que se solucionó el problema. También su paso por el Luna Park de Argentina o el festival Jamming en su amada Colombia. “En las radiofórmulas de España no hay rap. Nach o La Mala han hecho buenos discos y no suenan en las radios ni poniendo dinero. La música urbana sin embargo si está, porque son mensajes banales que no molestan. Más diversión y menos crítica. Tampoco los medios tienen el poder de antes, ahí están Natos y Waor llenando el Palacio de Vistalegre sin sonar en las radios”.

Presentación en Madrid, el 25 de noviembre de 2019.

Violadores del Verso son hijos predilectos de la ciudad de Zaragoza desde 2009. Tres años antes lograron el Disco de Oro con su aclamado álbum Vivir para contarlo pero, si sigue echando la vista, Javier Ibarra tiene sentimientos encontrados. “Cuando empecé a hacer música el rap era más minoritario. Éramos los raros que pensaban lo mismo y hacían letras repletas de tacos, con mensajes violentos, machistas… y unas producciones pésimas. Era lo que había y creo que si ahora se reivindica es por nostalgia. El rap malo que se hizo en los 90 ha contribuido a generar unos clichés que no se corresponden con la realidad que se está haciendo ahora. Por eso me gusta cuando en los conciertos veo gente joven, que en aquella época ni había nacido, y se han acercado a este disco sin saber que eran Violadores del Verso. Han disfrutado con mi manera de contar las cosas ahora, me da igual que no sean puristas del rap y escuchen estilos distintos. Prefiero eso a que se acerquen después de un concierto a recordarme algo que hice 20 años atrás, como si fuese esclavo del pasado y no tuviera derecho a evolucionar. Me ha escrito Foyone para felicitarme por el disco, también Leiva, y me ha hecho la misma ilusión”.

Más de 500.000 vieron la gira en directo y otros tantos tendrán aún otra oportunidad porque, aunque con la publicación de Dentro de el círculo se cierra una etapa, Kase O considera que hay motivos para que el espectáculo deba continuar. “No tengo vergüenza en reconocer que en 2020 seguiré con la gira de El Círculo pese a que se publicó en 2016. Es un disco de largo recorrido, que mucha gente sigue descubriendo y queriendo ver en directo. Mientras siga siendo saboreable, seguiré girando. Lo de volver a grabar ya es otra historia, no quiero hacer las cosas por inercia y tiene que llegar el momento, como me pasó con El Círculo”.

© Kase o, Javato Jones, Marcos Cebrián. Agradecimiento: Promociones sin fronteras.

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Hola. Me llamo Leon Kompowsky y seguramente me recordaréis por mi aparición en uno de los capítulos más memorables de Los Simpson, ‘Mi papá está loco’, pero no estamos aquí para hablar de mí. O tal vez sí. Escribo sobre cine, música, cómics y lo que surja para hacerte los trayectos más entretenidos. Disfruta del viaje.

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