#EXPOSICIÓN: ELOY DE LA IGLESIA. PROVOCAR EN TIEMPOS DE FRANCO.

UNA GRAN RETROSPECTIVA SOBRE EL CINEASTA VASCO ELOY DE LA IGLESIA, EN EL ALUCINANTE ESPACIO DE TABACALERA DE MADRID.

 

ELOY DE LA IGLESIA: OSCURO OBJETO DEL DESEO.

Tabacalera, Madrid.

Metro: Embajadores.

Hasta el 8 de septiembre de 2019.

Entrada libre.

Cutrefotografías por Refrescospepito, excepto donde se indique.

 

La poca memoria de la española y el español medio en cuanto a su cultura ya sabemos cómo es (cómo somos) y a nadie le debe de parecer extraño. Por ello, la labor de Tabacalera de Madrid de rescatar figuras esenciales del cine, la fotografía, el arte o la literatura española de los últimos cincuenta años, además de apostar por nuevos nombres dentro de estos artes, es encomiable. Es siempre un acontecimiento cuando en el fabuloso y enorme espacio de Tabacalera se realiza una muestra como esta que nos ocupa; Eloy de la Iglesia: Oscuro objeto del deseo.

Un , ejem, bonito fotograma de “El Pico 2” (1983).

Eloy de la Iglesia fue muy conocido en los años 70 y 80 merced a películas como “El Pico”, “Navajeros”, “Colegas” o “La estanquera de Vallecas”, filmes en los que retrataba la miseria de la gente joven en el Madrid de la Transición. Juventud carcomida por la droga, la delincuencia y el bajo nivel de vida al cuál se vieron abocados por la falsa prosperidad del Tardofranquismo.

Asimismo, Eloy de la Iglesia, gay convicto y confeso, perteneciente al Partido Comunista en la clandestinidad, se atrevió, en plena dictadura, a lidiar con el tema de la homosexualidad, la prostitución masculina, las aberraciones sexuales, la represión sexual y la falta de libertad en una época en la que hablar sobre ello te podría costar la exclusión social, la persecución y la cárcel, cuando no, hasta la vida.

Eloy Germán de la Iglesia Diéguez (1944-2006) nació en Zarauz, Gipuzkoa, pero pronto se establecería en Madrid, donde estudiaria Filosofía y Letras y donde empezaría a escribir guiones televisivos. Sus primero trabajos, tanto como director y guionista, sería precisamente en TVE, donde realizaría cortos basados en obras de Shakespeare, en los años 50, que daría lugar a su primer filme “Fantasía 3”, donde adaptaba tres historias clásicas, como “El mago de Oz”.

En sus primeros trabajos trataba temas diversos como el boxeo (“Cuadrilátero”, 1970), la trama  policiaca (“La semana del asesino”, 1972) o el terror mezclado con lo gótico (“Una gota de sangre para morir amando”, 1973), todas maltratadas por la censura.

No sería hasta la muerte del dictador Franco cuando gozaría de cierta libertad y empezaría a tocar temas peliagudos, transgresores y polémicos, como la zoofilia, en su radical largometraje de 1977  “La criatura”, interpretado nada menos que por un símbolo de lo “progre” de la época, Ana Belén.

Por esos años de la Transición empezaría a tratar directamente y sin tapujos el tema de la homosexualidad, como “Los placeres ocultos” (1977) o la excelente “El diputado” (1978), con José Sacristán como un político comunista que contrata chaperos en secreto para su satisfacción personal.

Pero no sería hasta los años 80 cuando filmaría sus películas de más éxito, que le granjearon una gran fama y mucho dinero, y que sería considerado entonces el cineasta más taquillero e importante del principio de la década, y eso que sus películas seguían dando duro en la homosexualidad, la represión, los bajos fondos, los mundos suterráneos, las drogas y la delincuencia. Es cuando conoce a un joven pandillero y drogadicto sin experiencia en la actuación, José Luis Manzano.

José Luis Manzano en “El Pico”. Foto: elpais.com

 

Con Manzano haría las películas más famosas y conocidas de su filmografía, empezando con “Navajeros”, en 1980, y siguiendo con “Colegas” (1982), “El Pico” (1983), “El Pico 2” (1984) y la última, “La estanquera de Vallecas” (1987). Estos largometrajes mezclaban lo sórdido, la miseria, tramas carceleras y la realidad de una juventud poco cualificada, que se tiene que buscar la vida en una España con un alto índice de paro juvenil. Manzano compartiría protagonismo con otros chicos de la calle actores no profesionales, como El “Pirri” o el propio Antonio Flores.

Magnífica recreación, en una de las salas de la expo, de la casa en ruinas donde los personajes de “El Pico” se ponían como Las Grecas.

La muerte de José Luis Manzano y el éxito de las películas de De la Iglesia, no evita el declive de este tipo de filmes (conocidos como películas “quinquis”) y el gusto del público, impuesto por la sociedad biempensante y “moderna” de la primera época socialista, cambia hacia otro tipo de historias menos lacerantes y Eloy de la Iglesia prácticamente no haría otra película en condiciones hasta “Los novios búlgaros”, en 2003.

El director moriría unos años después, en 2006, dejando una impresionante obra que es de obligada visión, así como de obligado es disfrutar de esta formidable exposición en Tabacalera.

Eloy de la Iglesia en sus últimos años. Fotografía: biografiasyvidas.com.

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