En El Autoestopista quedamos para tomar unas cañas por Madrid con Enrique Pérez Balsa, el autor de El edén de las manitas de cerdo (M.A.R. Editor) y ganador del VIII Premio Wilkie Collins de Novela Negra. Siendo una historia sobre crimen, prostitución y estupidez humana; la conversación estuvo repleta de sorpresas y giros inesperados como los que vive Luis, su protagonista, a lo largo de sus páginas. Aquí tenéis el resultado.
Hay muchas historias crudas que abordan la prostitución femenina, sin embargo la masculina no es tan habitual y tampoco acapara tanta atención en los medios. ¿Por qué elegiste esta temática en tu novela? Precisamente por eso. Cuando se habla de la prostitución nos viene a la mente la imagen estereotipada de la mujer, y es cierto que son muchas más que los hombres en ese campo, pero el de los hombres es un colectivo bastante grande a la par que desconocido. En literatura no he encontrado casi nada, salvo la novela de Alicia Giménez Bartlett “Hombre desnudos” sobre la prostitución masculina, que no tiene nada que ver con la mía. Sí he encontrado información en estudios sociales como “TMS (Trabajador Masculino Sexual), aproximación a la prostitución masculina en Madrid” de la Fundación Triángulo, y aún así se basan sobre todo en el campo homosexual. Indagando por Internet tuve la suerte de contactar con un par de “escorts” masculinos con relaciones hetero, que era lo que yo buscaba. Me contaron que ellos vivían muy bien, pero hay que decir en su favor que eran guapos, fornidos y jóvenes. Al contrario que mi personaje que, ya cincuentón con su tripita y su alopecia evidente no podría nunca conseguir ese tipo de relación.
Se trata de una historia de ficción, en el Madrid actual y protagonizada por un tipo aparentemente corriente que decide dar un cambio a su vida y acaba envuelto en una trama muy turbia. ¿Es una crítica a las personas que buscan llegar a la meta mediante atajos? ¿enriquecerse rápido y sin esfuerzo? ¡Ja, ja!, eso de sin esfuerzo… Prefiero trabajar en una mina que pasar por las vicisitudes a las que le someto. Sí hay crítica, en primer lugar, a la estupidez humana, principalmente a la del género masculino, que con dos copas te hablan de sexo, encima remunerado, y toda la sangre que tienes en el cerebro desciende al glande, ahí es cuando empiezan los problemas. Y luego a que hoy, con cierta edad, aunque tengas una excelente formación y experiencia no puedes encontrar un trabajo en una empresa así como así, con lo cual, hay que buscarse la vida en trabajos a la desesperada: hacerse autónomo, conductor de Cabify, montar un bar o… (y ahí el matiz de estupidez) hacerte gigoló. Y aunque en cualquiera de los otros campos también podría haber sacado jugo para hacer una novela negra, el tema del proxenetismo y la prostitución aliñado con una trama de suspense en un estilo ágil engancha al lector desde la primera página.
Dentro de tanta oscuridad y momentos para el humor, a veces con situaciones delirantes que pueden recordar a Tom Sharpe o Eduardo Mendoza. ¿Cuáles son los autores que más han marcado tu estilo de escribir? Efectivamente, hay guiños a esos autores, pero también hay influencias de Chester Himes (El título lo saqué de su novela “Por amor a Imabelle”, que es un autor que trata tan mal a sus personajes como yo, en una de sus escenas pasan por delante de tres carnicerías, una de ellas se llama “El edén de las manitas de cerdo”, lo cual resume muy bien la dualidad de Edén como imagen paradisíaca y el despiece de un animal como algo grotesco); incluso de Agatha Christie en el suspense o del realismo sucio de Bukoswki. También creo que hay influencias de cine tipo Tarantino… Pero todo esto son suposiciones, comparar a estos maestros conmigo es como comparar un coñac Henri IV con un güisqui segoviano, dicho sea con todo el respeto.
Has diseñado portadas para Rosendo, La Fuga o Def con Dos. ¿La música también te inspira a la hora de crear historias? Sí, no podría vivir sin música. Aunque prefiero el rock, gracias a mi trabajo como diseñador soy bastante ecléctico. Cuanto más escuches o leas, mejor será tu formación. La idea de que en la ignorancia está la felicidad es lo que pretenden los que tienen el poder para llevarnos como a un rebaño. Historias como cuentan Def Con Dos, Narco, System of a Down, Rage Against The Machine, Nirvana, Bebe o Aute (por mencionar varios estilos) creo que ayudan tanto o más como leer libros. Las canciones pueden contener sentimientos y rebeldía al mismo tiempo.
¿Es cierto que llegaste a hacer una portada para El Fary? Aunque tuve el honor de conocer a El Fary (persona excepcional donde las haya) no ha sido una portada para él, fue para un homenaje que hizo Javi Cantero a su padre. Espero que se vea reflejado el cariño que me transmitió en ese trabajo ¡¡Grande!!
Hablando de taxistas, ¿conoces la obra ‘Taxista’ de Martí Riera?, ¿qué opinas de las novelas gráficas? ¡¡Por supuesto!! Antes de ser lector (como opina el mundo cultureta “adulto”, sin dibujitos) he devorado y sigo devorando cómics y sobre todo novela gráfica. Martí es un Dios, como lo es Alfonso Font que también tiene esa maravillosa obra “Taxi” o Nazario, Jaime Martín e Ivá. Pero hay muchos nombres: Will Eisner, Comès, Carlos Giménez, Miguel Ángel Gallardo, Frank Miller… La lista sería demasiado extensa.
Ahora que vivimos un momento de auge dentro de la ficción española, ¿te imaginas una adaptación de tu novela para televisión? Creo sinceramente que sería perfecta para una adaptación. De hecho ya hay productoras que han encargado “El edén de las manitas de cerdo” a la editorial y la están leyendo. Es una crónica negra de nuestra época muy apegada a la realidad, hay humor, sexo, intriga, personajes bizarros, crímenes… Solo faltaría que lo protagonizase Javier Cámara (le veo en el papel) y lo dirigiese Álex Pina o Amenábar… ¡¡Les invito a unas cañas!! De momento, la venta de libros no da para mucho más estipendio.
© M.A.R. editor 2019. Agradecimientos: Roberto Carballo y David Maldonado.