DIEZ PASOS VACILANTES EN LA ZONA CREPUSCULAR. SÉPTIMO PASO. THE ODYSSEY OF FLIGHT 33

Es momento de hacer una pequeña salvedad. Hasta ahora hemos comentado episodios que podrían estar con todo merecimiento en cualquier lista de excelencia elaborada por alguien con un mínimo conocimiento de la serie. El de hoy posiblemente no estaría en ninguna de esas listas, se trata de una pequeña perversión personal y al mismo tiempo una forma de distinguirme, también personalmente, eligiendo un segmento en el que posiblemente nadie más hubiese pensado. El capítulo esta inscrito en un subgénero del fantástico (seguramente inexistente) que podríamos denominar “aeroterror”, esto es narraciones extraordinarias que suceden a bordo de un aeroplano o están relacionadas de alguna manera con el hecho de volar, un tipo de historia que aparecería  a lo largo toda la serie en al menos –que yo recuerde- otras cinco ocasiones, incluyendo otra de la que también hablaremos. No podía ser de otro modo pues hay pocos escenarios más dados a la angustia que aquel en el que nuestro destino está completamente al margen de nuestra voluntad.

Todo empieza cuando un vuelo comercial, en ruta de Londres a Nueva York, comienza a experimentar extraños fenómenos como el de verse afectados por la influencia de una corriente de aire que les hace alcanzar una velocidad inimaginable. Tras un fuerte estruendo, que en la cabina de navegación del aeroplano identifican como la rotura de la barrera del sonido, la nave parece haber vuelto a la normalidad aunque los tripulantes y pasajeros del vuelo 33 pronto se darán cuenta de que el mundo que está por debajo de ellos ya no es el mismo de antes (Un poco como en “Langoliers” ¿no es así Mister King?).

 

Como anécdota añadir que este fue uno de los episodios más caros de la serie ya que los productores tuvieron que acudir a unos especialistas que les diseñaran un efecto especial en particular que, por más que hoy en día nos resulte risible, por aquel entonces costaba un Potosí. “The Odyssey of Flight 33” no es pues uno de los grandes títulos de “Twilight” pero es sin duda un capítulo encantador. A pesar de estar escrito por Serling es otro de esos episodios en los que se abandona cualquier pretensión de moraleja filosófica o social y el autor simplemente se limita a colocar a un grupo de ciudadanos corrientes en una situación que no pueden comprender. Resulta en definitiva (y tal y como lo califica el libro que estamos tomando como guía para este paseo por la zona crepuscular) un sano entretenimiento de esos que desearíamos que continuara más allá de los escasos 20 minutos de duración media de un capítulo de la serie. De hecho siempre he pensado que era perfecto como episodio piloto para una serie propia.

 

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