UNA GRAN RESTROSPECTIVA SOBRE EL ARTE RUSO DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX “DE CHAGALL A MALÉVICH: EL ARTE EN REVOLUCIÓN”, SE PUEDE VER ENTRE ESTE FINAL DE INVIERNO Y PRINCIPIO DE PRIMAVERA EN LA SALA MAPFRE.
“De Chagall a Malévich: El arte en revolución”.
Fundación Mapfre. Paseo de Recoletos, 23, Madrid. Metro Colón.
Hasta el 5 de mayo de 2019.
Entrada: 4€. (Gratis si eres de Mapfre).
Audio-guía: 3’50€.
Todas las fotografías © Refrescospepito, 2019.
Algo tan esquemático (y tan sencillo) como una cuadrado negro sobre un fondo blanco aún hoy se considera radical, cuando la obra que ilustra la portada de este post (“Cuadrado negro” (1924), de Kazimir Malévich) tiene casi cien años. ¿Cómo es posible que el arte de hace un siglo siga suscitando tantas acaloradas discusiones sobre lo que es arte y lo que no?

La extraordinaria escultura en madera “Ritmo”, 1913, de Vladímir Baránov-Rossiné.
Precisamente eso trata de explicar esta estupenda exposición, “De Chagall a Malévich”, que intenta responder a esta y otras preguntas en base a una extraordinaria colección de obras de ese arte ruso facturado entre el final de la época de los zares (1905) y la eclosión del imposible régimen de Stalin (1930), cuando una gran cantidad de intelectuales rusos huyeron despavoridos de la entonces Unión Soviética. Esta expo tiene como epicentro, claro, la Revolución de Octubre de 1917, con su cambio de paradigma social y cultural.
La exposición precisamente trata a Marc Chagall y a Kazemir Malevich como los dos polos en los que se va a mover el arte ruso/soviético de esos años: de la figuración con tintes clásicos del primero a la radical abstracción del segundo.

Nadie debería perderse la oportunidad única de visitar un cuadro tan maravilloso como “El Paseo”, 1917, de Marc Chagall.
Dispuesta, como siempre, en las dos plantas de la Fundación Mapfre, el minucioso recorrido por tantas obras de esa época nos da una buena cuenta de ese periodo de ebullición artística inigualable, que miraba a París (Cubismo), Italia (Futurismo) o a Alemania (Dadá, Expresionismo), pero también las vanguardias europeas echaban un ojo a la cambiante Rusia del primer cuarto del siglo XX, en un intercambio cultural de primer orden.

Aristaj Lentúlov y su espectacular “La catedral de San Basilio” (1913)
Así, no solo tenemos pintura, sino también escultura. No solo artistas consagrados, como Vassily Kandinsky, un gigante; sino otros desconocidos de los que no has oído ni hablar: Mijail Larionov, Iván Kliun, Jean Pougny…
Y no solo hay hombres (esas cosas grises) sino muchas mujeres: Olga Rozánova, Alexandra Ester, Nadiezhda Udaltsova o Natalia Goncharova, cuyo espléndido cuadro “El Velocipedista (El Ciclista)”, es una de las estrellas de la exposición.
Y, claro, desde la ensoñación de Chagall a la contundencia de Malévich hay muchos términos medios, como el de Aristaj Lentúlov, con su espléndida “La catedral de San Basilio” (1913) o los sorprendentes experimentos de Alexandr Ródchenko con sus “Dos Círculos”, 1920.
En definitivas cuentas, chatas, que es una exposición para disfrutar y gozar y dedicarle tiempo.
Las cartelas informativas son excepcionales y la audio-guía es altamente recomendable.