13 canciones para reconciliarte con Bunbury por su cumpleaños

Hoy, 11 de agosto de 2020, el músico Enrique Bunbury cumple 53 años. Nunca es fácil resumir más de dos décadas de trayectoria (más aún si se trata de un artista ecléctico que tan pronto se atreve con la electrónica como con una ranchera) pero, dejando a un lado sus años al frente de Héroes del Silencio, en El Autoestopista nos hemos propuesto hacer un recorrido por su trayectoria en solitario para comprobar si es cierto que este hombre delgado no ha flaqueado jamás. Comenzamos en 1997, con su primer disco Radical Sonora.

Polen es uno de los temas que podíamos encontrar en el álbum debut de Bunbury en solitario y, junto a Alicia y Contracorriente, también una de las más aclamadas por el público durante aquella gira de presentación. Aunque ya hace mucho tiempo que perdió ese puesto privilegiado en el repertorio de sus concierto, merece ser rescatada por su lisérgica combinación de guitarras eléctricas y acústicas, con aires étnicos y un estribillo que, por momentos, nos recuerda a un conjuro. Radical Sonora se publicó en septiembre del 97 y, para emprender su camino en solitario, Bunbury contó con su hombre de confianza Phil Manzanera a los mandos, productor habitual desde el Senderos de traición de Héroes del Silencio. Dos años después, en el 99, nos llegaría uno de sus discos más grades que, paradójicamente, se llamó Pequeño.

Después de los excesos de Radical Sonora muy pocos se esperan un disco de corte minimalista, con sonoridades mediterráneas y también negras, como hemos podido comprobar en este Infinito, canción grabada en directo desde el Gran Rex de Buenos Aires y que ponía el cierre al álbum Pequeño con un final épico y un Bunbury que nunca antes se había acercado tanto al género góspel.

El club de los imposibles pertenece al álbum Flamingos (2002). Es una de las canciones que ha sobrevivido al paso del tiempo y aún permanece inamovible en el repertorio de sus directos, tal voz por su vocación de himno y porque despierta cierto sentimiento de pertenencia. En ese disco también destaca una canción que, en palabras del propio artista, está inspirada en el desamor hacia su primera mujer: Lady Blue.

Después de góspel, rancheras y electrónica; aquí tenemos a un Bunbury eminentemente pop con una canción que se mantuvo en la zona alta de las listas de ventas allá por 2002, año en que también se publicó Heathen de David Bowie y Eighteen de Moby, dos discos que, casualmente, también sonaban a viajes por el espacio. Más terrenal e incluso claustrofóbica es otra canción del disco Flamingos titulada Hoy no estoy para nadie.

El músico aragonés abrazando la psicodelia con altas dosis de capas y arreglos que, seguramente, hayan impedido que esta canción sea defendida en directo. Sin embargo, ese factor no ha impedido que Hoy no estoy para nadie siga siendo una de las piezas más interesantes de Bunbury en solitario justo antes de enfrentarse a su enésima transformación. Año 2004, momento de emprender El viaje a ninguna parte.

El rescate, tema rebosante de emoción y que puede recordar al All you need is love de los Beatles pro sus arreglos de viento. El viaje a ninguna parte fue un disco ambicioso tanto por su extensión, ya que incluía 20 canciones, como por su sonido; utilizando tonos más graves e influencias del jazz en temas como Carmen Jones.

Carmen Jones, un canto a la redención. Temática recurrente en las composiciones de Bunbury a partir del cambio de milenio y que le permitió unir caminos entre España y América. Entre Zaragoza y Nashville. Unos puentes que se estrecharon aún más en su siguiente álbum Hellville Deluxe.

Canción cruel tiene un claro mensaje de crítica social pese a que desprende aroma carretera polvorienta, recordando al Johnny Cash más crepuscular. Eso es lo que pudimos encontrar en Hellville Deluxe, disco ganador del Grammy Latino en 2008, justo 10 años antes se publicó otro disco de nombre similar que nada tenía que ver Hellbilly Deluxe, el debut de Rob Zombie en solitario tras abandonar los sempiternos White Zombie. Curiosamente, ese 2008 Enrique Bunbury también tuvo sus escarceos con el metal y los sonidos más contundentes en este tema llamado No todo está perdido incluido en el último álbum de Skizoo.

No todo está perdido es el resultado de la unión entre Enrique Bunbury y Skizoo, esa efímera banda que surgió de la escisión de Söber, con Jorge Escobedo y Antonio Bernardini a las guitarras, acompañados Morti a las voces, que ya coincidió con Bunbury en aquel breve y bizarro proyecto llamado Bushido. Loquillo, Raphael, Zoé, Depedro, Marlango, Clamarao, Miguel Ríos e incluso María Dolores Pradera… la lista de colaboraciones del aragonés errante sería inabarcable. De entre todas nos quedamos con el astuariano Nacho Vegas y El rumbo de tus sueños.

Balada que podíamos encontrar en El tiempo de las cerezas, disco doble compuesto conjuntamente por Bunbury & Vegas y grabado en los estudios de Paco Loco en 2006, con su habitual austeridad y crudeza. En las primeras escuchas sorprendió la contención de ambos músicos, tal vez por eso se prestó aún más atención a sus letras; obsesión de Bunbury en años posteriores depurando su técnica en unos textos cada vez más poéticos capaces de funcionar acompañados únicamente del silencio. Buena prueba de ello es el tema Los Habitantes.

Sería arriesgado afirmar que Los Habitantes es la mejor letra que ha firmado Enrique Bunbury pero, seguramente, si sea una de las más emotivas que podemos encontrar en Las Consecuencias; su sexto álbum en solitario publicado hace ya 10 años y en el que contó con la poderosa voz de Miren Iza, cantante del grupo Tulsa. Los seguidores de Bunbury habitualmente incluyen en lo más alto del podio otra canción llamada, simplemente, Todo.

Todo es la canción que pone el broche final a Palosanto, disco grabado en Los Ángeles (California) con un marcado carácter reflexivo y profundo. Un año antes demostró su gusto por la música de América Latina con Licenciado Cantinas. Un disco conceptual dividido en cuatro partes que recuperaba clásicos del cancionero de Casas Padilla, Agustín Lara, Atahualpa Yupanqui, Louie Ortega o Héctor Lavoe.

Con El día de mi suerte, el inmortal himno del salsero portoriqueño Héctor Lavoe, hemos repasado las mutaciones de Bunbury hasta llegar a sus más recientes Expectativas y Posible. Si quieres que las recomendaciones de El Autoestopista te acompañen a cualquier parte sólo tienes que seguir nuestras Playlists de Spotify.

© WMG; LatinAutor, BMI – Broadcast Music Inc., Abramus Digital, UNIAO BRASILEIRA DE EDITORAS DE MUSICA – UBEM, Concord Music Publishing y sociedades de derechos musicales.

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Hola. Me llamo Leon Kompowsky y seguramente me recordaréis por mi aparición en uno de los capítulos más memorables de Los Simpson, ‘Mi papá está loco’, pero no estamos aquí para hablar de mí. O tal vez sí. Escribo sobre cine, música, cómics y lo que surja para hacerte los trayectos más entretenidos. Disfruta del viaje.

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